quarta-feira, 24 de fevereiro de 2010

Presunto asesino


Un hombre estaba siendo juzgado por asesinato.  Había evidencias irrefutables sobre su culpabilidad, pero el cadáver no aparecía.  Casi al final de su alegato oral, el abogado, temeroso de que su cliente fuese condenado, recurrió a un truco:
-  Señoras y señores del jurado, señor Juez, tengo una sorpresa para todos. -dijo el abogado, mirando hacia su reloj- Dentro de dos minutos, el presunto muerto entrará en la sala de este Tribunal y así la inocencia de mi cliente, su presunto asesino, quedará innegablemente demostrada.
Dicho esto, el abogado se quedó mirando hacia la puerta.  Los miembros del jurado, el juez, todos los allí presentes, sorprendidos, miraban también hacia la puerta llenos de ansiedad.  Transcurrieron dos largos minutos y nada sucedió.  El abogado, entonces, finalizó diciendo:
-  Realmente, dije eso y todos ustedes miraron hacia la puerta con la expectativa de ver entrar a la presunta víctima. Por lo tanto, quedó claro que todos tienen dudas en este caso, de que alguien realmente haya sido asesinado. Es por ello que les ruego que consideren a mi cliente inocente, ya que ante la duda el mismo debe ser declarado absuelto. In dubio pro reo.
Los miembros del jurado, visiblemente sorprendidos, se retiraron para la decisión final. Al rato, el jurado volvió y pronunció su veredicto:
 
-  ¡Culpable!
-  ¿Pero cómo? -preguntó el abogado- Yo vi a todos ustedes mirar fijamente hacia la puerta. ¡Es evidente que estaban con dudas! ¿Cómo condenan con duda?
Y el juez aclaró:
-  Sí, todos nosotros miramos hacia la puerta, menos su cliente....

Moraleja:
De nada sirve ser un buen abogado, si el cliente es un banana.

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